miércoles, 31 de octubre de 2007

Secretos:

Ya regresado (bastante entero) del hermosísimo viaje por el Amazonas que me llenó de historias y de aventuras, me encuentro con que un montón de proyectos (algunos de los cuales creía ya freezados) gozan de buena salud y están a un tirito de ver la luz.
Aquí les muestro (en exclusiva total) dos semillas de libros de próxima publicación en Argentina.
Uno se llama "En el Bosque hay Luces" (¿no es acaso un nombre bonito para un libro sobre duendes y hadas?), ilustrado por el ENORME Gerardo Baró y a publicarse por Homo Sapiens. Aquí les muestro una ilustración en la que hice un cameo (pocas cosas me producen tanta gracia como el verme en ilustraciones de libros para chicos).
El otro libro (¡qué emoción!) es el regreso del mago Filgrid (que publicará nuevamente Cántaro). De más está decir que escribir el segundo libro de este personaje fue un placer inexplicable. Y que ver los dibujos de Carlos Pinto, otra vez, es más mágico que las cajas de nuestro mago.
Estoy verdaderamente muy contento. Y, observando las ilustraciones que aquí les comparto, creo que tengo muy buenos motivos.

domingo, 21 de octubre de 2007

Gulliver en Tierras Bolivarianas: San Fernando de Apure.

Todos tienen alguna fobia, excepto yo que las tengo todas. Igualmente, el miedo superior, el que maneja a todos los demás, son los murciélagos. No los puedo ver, oir ni (por supuesto) tocar. Bien, la primer noche que pasé en San Fernando de Apure me topé con que ¡ups! la noche estaba repleta de aquellos roedores voladores (algunos de los cuales, vale aclararlo, medían un metro entre punta de ala a punta de ala). Aunque parezca increíble, la gente viva normal con aquella película de terror cotidiana, y salen de bares, y hablan sentados en la plaza, y todo eso.
Pero vamos a lo que nos une en estos ratos; mantenernos al corriente.
Creo que nunca me sentí tan "celebridad" como durante mi paso por San Fernando. El "conversatorio" (que es como les llaman ellos a las charlas) fue todo un éxito, y la televisión, la radio, la prensa escrita y las gentes del pueblo quisieron charlar un rato con este "poeta argentino" que seguro tenía cosas interesantes para decir. Aunque parezca increíble, todos los diálogos terminaban con un "ahora recítate un poema de los tuyos"... ¡y yo no soy poeta!
Sucedió que no me dejaron ir. Utilizando mil artimañas tuve que quedarme dos días mas de lo previsto, y hasta tengo un señor de por esas tierras (un gigante con alma de niño llamado Octavio) que se adjudicó padre mío en Venezuela. La verdad, fue todo muy lindo (no te preocupes, Laura, los cariños no pasaron de eso...) y llegó el día en que, por fin, pude abandonar tan hermoso lugar. Comí todas sus comidas. Acepté todas las excursiones que me regalaron. Saqué fotos hermosas...
Ahora mismo estoy en el Amazonas. Pienso (así, nada más que por pensar) que en el futuro existirán fanáticos de la literatura de ciencia ficción que se vean emocionados al visitar los anillos de saturno. Exactamente igual me sentí yo cuando crucé el Orinoco, rumbo a la selva. Todas las páginas de las novelas de aventuras de mi infancia se me vinieron encima. Y me sentí (solamente para molestarlo) el Corto Maltés en la cubierta de esos barquitos tan bonitos en los que él andaba.
Nos acompañamos con un poeta cubano llamado Alberto Sicilia. Descubrí en él a otro personaje maravilloso de esos que sólo regalan los viajes maravillosos. Hace ya dos noches que compartimos habitación y no veo en él huellas del sueño. Pienso que debe pertenecer a una raza casi extinta (y de la cual también es parte mi princesa de la argentina) que no pueden escuchar el tono de los ronquidos.
Lamento no incluir fotos. Desde ayer la máquina es parte de la historia...
pero eso es parte de lo feo de este viaje, así que me lo guardo solo para mí.

martes, 16 de octubre de 2007

Gulliver en tierras Bolivarianas: La Llegada.

Finalmente, los aviones dejaron de carretear sobre las nubes. Ya estoy donde debía estar (y la verdad que, con tantos cambios y aeropuertos me suena extraño que mi equipaje y yo estemos juntos en este pueblo).
Por primera vez en mi vida, alguien con un cartelito de "Luciano Saracino" (si, escrito bien, aunque parezca increíble) me recibía. Caracas. El hotel se llamó Las Quince Letras (está todo tan bien pensado que se buscaron un hotel con un epíteto con la cantidad exacta de letras de mi nombre y apellido...).
A las nueve de la noche estaba planchado, intentando mentirle a mi cuerpo con un "más vale que te duermas y te olvides del calor que hace, que seguro que en el Amazonas va a ser mucho peor porque va a hacer calor pero con mosquitos, tarántulas y ratas de cincuenta kilos". A la medianoche golpearon mi puerta y yo pensé: "cagamos..." (por algún extraño motivo en mi programación, siempre que golpean mi puerta a esa hora pienso aquello). Pero no. Se trataba del escritor Javier Chiabrando, que recién llegaba a Caracas y venía a cumplir la promesa de "a ver si nos conocemos un día de estos". Nos quedamos charlando un rato y ahí ya no pude volver a dormirme.
A las cinco de la mañana comencé otra vez una odisea de dos aviones (¡el segundo con sólo seis butacas!) que me trajo a Apure, primer punto de mi "gira" y donde mañana debo decir unas palabras de inauguración a la feria. ¿Miedo? Si.
Anécdota: Me estaba tomando un café con quien es el encargado de "guiarme" y, como si de un golpe comando se tratara, un equipo de señoritas se metió en el bar jeringas en mano y al rito de "¡a vacunarse contra la rubeola y el sarampión!"
Por supuesto que opuse toda la resistencia que pude, pero finalmente las malditas se salieron con la suya y me inyectaron vaya a saber qué cosa chavista en mis venas blandengues.
¡Lo más extraño es que todo el mundo se mostraba de lo más familiarizado con aquello!.
Luego, en una librería, la misma cantinela (tuve que sacar un cartelito que me dieron para que no me pinchen de nuevo). Un hombre que se ganó mi confianza me tranquilizó con un "mejor pinchado que muerto". Imagínense mi cara.
Sobre lo que puedo oler del momento político: aquí la gente es fanática de Hugo o odia a Hugo. Es notable ver los noticieros: Telesur con las cosas que ya conocemos de allá y los canales de la contra dando palos a más no poder. Intento buscar medias tintas.
No encuentro.

PD: hasta ahora solamente vi una iguana de unos dos metros. Nada de ratas de cincuenta kilos por la cercanía. Pero cuando le pregunto al respecto a la gente acerca del asunto que tan preocupado me tiene desde Buenos Aires, me responden "ah! eso en el Amazonas. Por acá no". Yo trago saliva y cuento con los dedos. Cuatro días.

sábado, 6 de octubre de 2007

Guitarreando

Asombradísimo, fui convocado por la genial Adela Basch para formar parte de una antología de relatos a publicarse por la editorial Abran Cancha.
¿El tema? La guitarra. Así me lo dijo Adela "cualquier historia que tenga como personaje/motivo/escenario a la guitarra".
Puse en marcha mi imaginación (que a veces todavía marcha), y el resultado estuvo bastante bien (bah, a mí me gustó).
¿Quieren que les muestre cómo empieza mi composición, tema: la guitarra? Ahí va:
Se me cayó una canción por el agujero de la guitarra, y no la puedo sacar.
Estaba en la punta de mis dedos, y era una lindísima canción. Tenía una melodía dulce, saltarina y alegre, como si las notas estuvieran jugando a la soga, o como si todas ellas se encontraran muy apuradas por llegar al lugar donde las canciones van cuando se sienten apuradas.
Era una canción de esas que son como nubes, de tan alto que nos llevan al escucharlas.
Pero se me cayó en el agujero de la guitarra. Pobrecita.
No sé si fue por su apuro, o porque yo la manipulé torpemente, pero dejen que les cuente la historia de todo lo que hice para sacarla de allí. No fue fácil, se los anticipo: ¿alguna vez se asomaron por el agujero de una guitarra? ¿No parece como si todos los misterios del universo pudieran esconderse allí?
Imagínense, entonces, la tarea de encontrar a una canción…
Y después, claro sigue. Por supuesto que no les voy a mostrar acá todo lo que hice para sacar mi canción de la guitarra... ahí está la gracia.

lunes, 1 de octubre de 2007

Presentación Historias del Olvido: 10 de Octubre en Bilbao

Hay veces que la distancia aleja. No siempre, pero aleja.
Un océano enorme (y la imposibilidad de cruzarlo) me separa de un momento que me encantaría presenciar: el nacimiento de Historias del Olvido. ¡Y todavía ni siquiera vi el libro!
Me consuela saber que van a estar presentes un puñado de seres queridos y unos nombres enormes que van a darle a la velada la gala y la altura que se merece. Mi ausencia, de esa manera, se siente mejor.
Abril Barrado, David Rubín, David Lafuente, Ken Niimura y yo esperaremos, cada uno en su rincón del mundo, que los pájaros del olvido nos traigan recuerdos ajenos.
Y ahí sí, habremos estado en la tienda Joker. Compartiendo el momento.
Si alguien anda por Bilbao durante esos días, está invitado. Después me cuentan.